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Cuando los comandos de la Dirección Antinarcóticos llegaron a las coordinadas suministradas por el informante, los químicos contratados por los narcotraficantes habían abandonado el entable, en un paraje rural del municipio de Concepción, en el oriente de Antioquia.

Huyeron, dejando atrás un laboratorio para el procesamiento de clorhidrato de cocaína, con 250 kilos de cocaína, 113 kilos de base de coca, 2.070 galones de precursores líquidos y 1.125 kilos de insumos sólidos.

Pero esos elementos, decomisados el pasado 20 de junio, no fueron el hallazgo más importante del operativo. Lo esencial, y más terrible del caso, quedó consignado de esta manera en el reporte policial: “El laboratorio venía realizando un gran impacto ambiental a la biodiversidad de la laguna de Guatapé, ya que los insumos residuales del procesamiento de cocaína eran vertidos en dicho espejo de agua”.

Esta construcción rústica ubicada en la frontera boscosa de Concepción con Guatapé y El Peñol, no se sabe a ciencia cierta desde cuándo, arrojaba a la laguna ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, acetona, gasolina quemada, amoniaco, permanganato de potasio y otras sustancias venenosas.

Lo preocupante es que no se trata de un caso aislado. Entre el 1 de enero 2019 y el 30 de junio de 2020, la Dirección Antinarcóticos de la Policía descubrió 526 laboratorios para el procesamiento de droga en Antioquia. Todos estos, por su manera de funcionar, contaminaron el suelo y la vegetación circundante.

Según esta institución, de ese total de “cocinas”, la gran mayoría, 501, se especializaban en la transformación de pasta a base de coca (etapa media); las otras 25, en el procesamiento de clorhidrato de cocaína (etapa final).

“En las operaciones que se desarrollan para la detección e interdicción de las infraestructuras de procesamiento de drogas, se identifican afectaciones al medio ambiente, originadas por el vertimiento de sustancias químicas en afluentes hídricos y en la capa vegetal, afectando la fauna y la flora”, explicó la coronel Liz Cuadros Veloza, jefe del Centro Internacional de Estudios Estratégicos contra el Narcotráfico de la Policía.

Los análisis sobre la fabricación de estupefacientes indican que para producir un solo kilo de cocaína, se requieren 37,35 kilos de químicos. Los 36,35 kilos de insumos sobrantes, son desperdicios que se decantan a la tierra o se evaporan en la atmósfera.

Los agentes químicos alteran las características del suelo, lo que dificulta el manejo ambiental para reforestarlo.

Áreas de seguridad crítica

Si hablamos de la localización del problema, 220 de los laboratorios encontrados en el último año y medio estaban en la subregión del Bajo Cauca antioqueño, 209 en el Norte y 38 en Urabá, por citar las más afectadas. Y en cuanto a los municipios, 87 en Valdivia, 83 en Tarazá y 65 en Ituango.

De acuerdo con la oficial, investigar a nivel judicial los daños ambientales que dejan estos laboratorios es bastante difícil, “porque se localizan en territorios con injerencia de grupos armados que se encargan de su protección, y en los alrededores de estas infraestructuras son instalados artefactos explosivos que no permiten realizar estudios del impacto ambiental”.

En el caso de los territorios más contaminados por este fenómeno en Antioquia, las “cocinas” están custodiadas por anillos de seguridad del Clan del Golfo, “los Caparros”, el Eln y las disidencias de los frentes 18 y 36 de las Farc.

Un agente de Antinarcóticos que ha participado en varios operativos de este tipo, contó bajo reserva de identidad que “cuando llegamos a un entable, no podemos quedarnos mucho tiempo. Hay que salir rápido de la selva, antes de que lleguen los enemigos y se forme un cruce de disparos. En estos sitios es complicado tener apoyo aéreo o de tropas, así que hay que llegar, tomar las fotos, incautar la mercancía, destruir la construcción y evacuar lo más pronto posible”.

A pesar de esto, enfatizó la coronel, “considerando que la protección del medio ambiente se concibe como una de las prioridades para nuestro país, se están desarrollando las capacidades técnico-científicas a través de la implementación de un laboratorio de análisis químico antidrogas, que contribuya a la realización de estudios para la formulación de estrategias para contener el problema”.

Nechí, zona deforestada por minería ilegal

La narco deforestación

Los desperdicios de los laboratorios no son la única fuente de contaminación del narcotráfico. A esto se suma la deforestación que promueven los narcos, para luego sembrar las matas de coca.

Según el Monitoreo de Territorios Afectados por Cultivos Ilícitos 2019, presentado el mes pasado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en Antioquia hay 9.482 hectáreas de coca cultivadas.

La extensión viene en declive desde 2017 (13.681 hta), pero las autoridades siguen preocupadas por la concentración de cultivos en el Norte y Bajo Cauca, en especial en el enclave Valdivia-Tarazá-Cáceres, donde se ubica el 78% de toda la coca del departamento.

El estudio precisa que, si bien allí han mermado las siembras, no así la capacidad potencial de producir cocaína, que en 2015 era de 112 toneladas métricas anuales, y en 2019 de 111 tm2, es decir, una mínima variación. Este efecto podría explicarse en el hecho de que en esa área pululan los laboratorios, como ya hemos explicado.

De las 800.000 hta totales de territorio que tiene el Bajo Cauca, 72.000 están en algún punto de degradación; de esas, 42.000 se contaminaron por causa de la minería de oro y 32.000 por la deforestación (incluyendo los cultivos ilícitos), según el secretario de Medio Ambiente de Antioquia, Carlos Ignacio Uribe.

Otra zona en riesgo es el Parque Natural Nudo de Paramillo, donde se detectaron 954 hta de coca en el último monitoreo.

El funcionario recordó que para cultivar una sola hectárea de coca, se requiere talar 1,4 htas de bosque. “Según un estudio del Ideam, la tasa de deforestación del departamento es de 11.000 hectáreas anuales, por múltiples factores, incluyendo estos cultivos”, dijo.

Planes de recuperación

El 18 de febrero de 2020 la Gobernación declaró el estado de emergencia climática, lo que permite asignar recursos de forma expedita para enfrentar estos problemas.

El secretario Uribe contó que el Plan de Desarrollo incluyó 63 programas para atender la emergencia, entre los que hay proyectos de apoyo a campesinos para que abandonen los cultivos ilícitos.

“Con apoyo de la Secretaría de Minas y la Reforestadora Integral de Antioquia (RIA), tenemos la meta de recuperar 10.000 hectáreas de suelo degradado en el Bajo Cauca y vamos a firmar un convenio con EPM y Corantioquia para generar nuevas economías alrededor de la reconversión de suelos”, explicó, añadiendo que para estos planes se contará con una asignación por concepto de regalías de $30.000 millones.

Para contrarrestar la tala indiscriminada, la meta de la Secretaría en este cuatrienio es sembrar 25 millones de árboles. Para que esto sea sostenible, habrá jornadas de capacitación para las comunidades indígenas, afrodescendientes y madres cabeza de familia, con el propósito de que aprendan sobre el aprovechamiento forestal y se encarguen del mantenimiento rutinario de los bosques.

Por parte de la Fuerza Pública también hay un proyecto en curso. El Ejército, que este año ha destruido 102 laboratorios en Antioquia (además de los de la Policía), tiene su propio Plan de Recuperación Ambiental.

El subteniente David Luna, asesor ambiental de la Séptima División, declaró que con apoyo de los entes territoriales, las tropas adecuaron 15 viveros forestales en los batallones de Medellín, Carepa, Andes, Rionegro, Yarumal, Puerto Berrío y San Pedro de Urabá, entre otros municipios por fuera del departamento.

En estos espacios crecen los que a futuro serán los árboles que reforesten nuestros bosques. “Este año se han producido 49.908 plántulas, de las cuales se han entregado 10.510 a las autoridades ambientales, gracias al trabajo y compromiso de nuestros soldados viveristas”, narró Luna, agregando que la misión es preservar el medioambiente y mitigar los efectos del cambio climático.

Danta

Complemento de la noticia

La destrucción del medioambiente causada por el narcotráfico, la minería ilegal, la tala indiscriminada, la extensión de la frontera agrícola y, en general, el manejo irresponsable del hombre, tiene a 72 especies de animales con algún grado de amenaza en nuestro departamento. De esas, hay 14 en peligro crítico de extinción.

Según Corantioquia, estas últimas son: el paujil pico azul, arrierito antioqueño, águila solitaria, doradito lagunero, marmosa de Handley, marimonda del Magdalena, danta, tapir, venado de cola blanca, tití cabeciblanco, rana planeadora gigante, rana ladrona de azúcar, tortuga de río y lagarto de escamas grandes.

Fuente: El Colombiano.