Ofelia Berrío tiene 60 años, es ama de casa y vicepresidenta de la Casa de la Mujer Asomanl de San Andrés de Cuerquia. Germán Martínez tiene 54, vive en la vereda Yarumalito de Yarumal, es ganadero y preside la Junta de Acción Comunal de Santa Juana-Yarumalito. Además de sus liderazgos, Ofelia y Germán tienen en común que habitan la zona de influencia del Proyecto Hidroeléctrico Ituango y que participan de un proceso que, en sus palabras, les ha enseñado a confiar en sí mismos y en las personas y entidades que les rodean.

A inicios de 2021 comenzó la Ruta de la Confianza, un convenio entre EPM y la Fundación Ideas para la Paz (FIP) que busca fortalecer las relaciones entre la empresa, las comunidades y las alcaldías en los doce municipios del área de influencia de Hidroituango.

“Para nosotros es muy importante la relación con las comunidades y las administraciones locales del territorio donde nos insertamos y donde queremos aportar al desarrollo territorial”, explica Kelly Valencia, profesional social y ambiental del proyecto. Agrega que quieren ser buenos vecinos: “Somos un proyecto en construcción y estaremos por lo menos 50 años, entonces estamos pensando relaciones sostenibles y a largo plazo”.

Valencia cuenta que la Ruta surgió de asumir las fricciones que se han dado en la región por la presencia de EPM en la última década, pero también por otros conflictos anteriores. Por eso, se busca recomponer las relaciones para generar confianza con el acompañamiento de un tercero neutral, que es la FIP. Por lo tanto, EPM es un actor más dentro de la Ruta.

El recorrido tiene tres estaciones. En la primera, se hizo un diagnosticó que evidenció que la honestidad y la buena fe son los valores con los que más relacionan la confianza en el territorio. En cambio, otros como la cooperación no aparecen como relevantes.

La segunda estación son los Encuentros para Aprender (EPA), en los que se busca fortalecer las habilidades técnicas y socioemocionales de los tres actores para generar confianza. Gracias a esas capacitaciones, Germán se siente “más a la par, porque todos somos ciudadanos iguales”. Del proceso formativo, que finaliza en julio, participan 485 personas y las habilidades priorizadas en los EPA han sido la comunicación asertiva, la empatía, el liderazgo, la resolución de conflictos, entre otras.

Después de esta etapa quedará listo el terreno para la tercera estación de la ruta: la concertación de iniciativas comunitarias. En este momento, que tendrá lugar entre agosto y octubre, los tres actores se pondrán de acuerdo en qué estrategias de desarrollo territorial sacar adelante de forma conjunta en cada uno de los doce municipios.

Esas iniciativas pueden ser de cualquier naturaleza, pues la idea es que surjan de la conversación misma y no de un derrotero previo. Ofelia quiere que en San Andrés se le apunte a enfrentar la adicción de los jóvenes a las drogas. Para eso, ella y todos los líderes comunitarios tendrán que ponerse de acuerdo con los funcionarios de la Alcaldía de su municipio y de EPM, y asumir cada uno la responsabilidad que le corresponde para sacarla adelante.

Aunque el proceso ha avanzado, Kelly Valencia dice que todavía se pueden sumar las personas que quieran en los doce municipios, pues la idea es ampliar la conversación. Por su parte, Ofelia se muestra entusiasmada y concluye: “Yo creo que esto va a ayudar mucho, que esto va en grande. Tenemos que tener confianza. Si hay una problemática, entre todos tenemos que salir de ella”.