Un joven desesperado enviaba una foto por WhatsApp a todos sus contactos y estos a otros y así llegó a mí la foto de un mototaxi de alrededor de 35 años con un mensaje de desaparecido y un contacto para llamar por si alguien sabía de su paradero.

Era el mes de diciembre de 2017 y a pesar de los múltiples hechos violentos en la región, en Caucasia se respiraba un ambiente de alegría y por qué no si las corralejas ya estaban armadas y apenas en dos días se acabaría el año. Pero nada de eso podía quitarle la angustia a la familia de este hombre que ahora engrosaba la lista de desaparecidos del municipio, eso sí con la fe intacta de que volverían a verlo pronto.

Aunque habían varias versiones de los hechos, se decía que viajaba a Ayapel a hacer un mandado de un negocio familiar relacionado con pescados, que iba sólo en una moto prestada porque la de él se le había vencido el seguro y no quiso arriesgarse a quedarse son su herramienta de trabajo los últimos días del año.

Yo me enteré de su desaparición cuando ya habían pasado dos días desde la última vez que lo vieron, al siguiente día la noticia esperada llegó, aunque no precisamente como deseaban, su cadáver fue encontrado a la orilla de la vía que conduce a Ayapel, para muchos el asunto termina allí, otro muerto más es lo que se escuchaba por las calles, para la familia el dolor apenas comienza.