En una entrevista que el actual empresario dio al diario Portafolio explicó que, gracias a una mujer cocinera, aprendió a confitar o endulzar el maní mientras cultivaba hoja de coca en Caucasia (Antioquia) debido al conflicto armado en la zona y la situación económica que vivía.

Después de aprender las técnicas y comenzar a vender maní en pequeñas cantidades, decidió retirarse de su actividad como cultivador para buscar un mejor futuro ejerciendo otro oficio junto a su familia.

Al desvincularse totalmente de su labor como ‘raspachín’, como se les conoce a quienes cultivan, recolectan y raspan la hoja de coca, se dedicó completamente al negocio del maní.

Ideó la marca registrada Productos Alimenticios JB con un logo y buscó llevar sus productos a tiendas, cigarrerías, supermercados y almacenes de Medellín, los cuales acogieron su mercancía con fervor.

“Cuando empezamos solo trabajamos con tres kilos de maní y en la actualidad estamos vendiendo entre 7 y 10 toneladas mensuales”, añadió al medio la administradora de JB y esposa de Rivas, Piedad Rojo.

Vía PULZO.