Sesenta y cinco familias que sufrieron el desplazamiento forzado de la vereda Anará (municipio de Cáceres, en Antioquia) se benefician del plan retorno y su estrategia de reconstrucción del tejido social para la recuperación del territorio.

Paola Cardozo Diaz, víctima por desplazamiento en el año 2011, cuenta que volver a su tierra “ha sido difícil porque me daba miedo, pero estoy retornando a la vereda”. Esta mujer es tejedora social, y contó cómo se ha realizado la reconstrucción del tejido social en una comunidad mediante encuentros y conmemoraciones comunitarias.

“Se parte de cinco componentes, uno de ellos, es imaginarios colectivos, hacíamos actividades para sanar las heridas que nos ha dejado el conflicto, con un rito o con un ejercicio que nos simbolice luz”, relata Paola.

También explica que “en los imaginarios colectivos sucedía que perdíamos la confianza en nuestros vecinos, a tal punto que llegaba alguien y pensábamos que era de algún grupo, entonces mejor ni le hablábamos, entonces es cambiar ese imaginario colectivo para irnos reintegrando y reconstruir esa confianza”.

Los niños son una población vulnerable. Por eso con ellos también se desarrollaron actividades, porque según Paola “les tocó vivir el conflicto muy de cerca, eran niños que jugaban a taparse la cara y disparar, entonces les enseñamos que había otras formas de juego a través de una sana diversión, enseñarles que podemos jugar al carrusel, al avión, juegos muy divertidos”.

El plan retorno se desarrolla en articulación con la Unidad de Restitución de Tierras, la Fundación Pepe Breu y ACNUR y las 65 familias, conformadas por unas 300 personas, quienes luego de sufrir eventos de desplazamientos masivos e individuales han retornado a la zona sin acompañamiento institucional.

Para Benito Santero Suárez, único líder indígena en Antioquia coordinador de una mesa de víctimas, “ha sido una gran experiencia porque me están dando la oportunidad de trabajar en el enfoque étnico. En este momento me siento comprometido con la sociedad, con las organizaciones y las asociaciones que hacen parte de la mesa de víctimas”.

Y agrega que “se está haciendo en la vereda Anará es un momento donde las familias, con la ayuda de las instituciones, van a tener un cambio en cuanto a la economía, la estabilidad emocional, es un momento en el que podemos recuperar lo que perdimos”, dice Benito, quien es líder de diez comunidades.

Reparación a la comunidad

Para Jorge Mario Alzate Maldonado, director de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas Antioquia, “cuando hablamos de reparación integral no solo hablamos de la restitución de tierras, sino de otros programas como educación, salud, generación de ingresos, mejoramiento de vivienda”.

El funcionario agrega que “cada día se avanza en este proceso en el marco de una reparación integral. Se están entregando sentencias de restitución de tierras en Caucasia, El Bagre, y continuaremos en el municipio de Cáceres”.

Por su parte, la Unidad de Restitución de Tierras notificó la primera sentencia de Restitución de Tierras a favor de un solicitante en la vereda Anará: fueron 33 hectáreas 3378 metros cuadrados, a una víctima de desplazamiento forzado en el año 2006 por enfrentamientos entre actores armados en la zona.

Según la entidad, con esta sentencia comienzan los beneficios para las víctimas como los proyectos productivos, subsidios a vivienda, que son medidas adicionales complementarias que buscan garantizar el goce efectivo de los derechos de las víctimas y la superación de su estado de vulnerabilidad.

La vereda Anará, fue afectada por la violencia por la presencia de actores armados como el ELN y el bloque minero de las autodefensas y luego de la desmovilización de este grupo se generaron nuevas bandas criminales que ocasionaron muchos desplazamientos de las familias.

En abril pasado esta comunidad recibió por parte de la Unidad para la Reparación a las Víctimas y ACNUR una caseta solicitada por la comunidad, además de beneficiarse de jornadas de salud.