Colton Burpo del pueblo norteamericano de Imperial, en Nebraska, en el año 2003 debido a una ruptura de apéndice, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, para ese entonces contaba con sólo 4 años de edad. En medio de la cirugía, manifiesta que el espíritu dejó su cuerpo llegó al cielo y vio a los médicos atendiéndolo y a su padre.

“Yo estaba flotando arriba de mi padre, Todd, mirándolo hacia abajo. Él estaba rezando por mi recuperación. Estaba muy triste por mí, pero también estaba muy enojado con Dios porque decía que le iba a quitar a su hijo. Él dijo: “¿Qué haces, Dios? ¿También te llevarás a este niño? ¿Dónde estás? ¿Así tratas a tus pastores? ¿Acaso merece la pena servirte?”, relataría posteriormente Colton Burpo.

Cuando ya se esperaba el deceso, Colton Burpo despertó de un sobresalto en el pabellón quirúrgico, gritando el nombre de su padre, los médicos se asombraron, pues su estado de salud era crítico. Cuando salió del pabellón ya más recuperado, lo primero que hizo fue hablar con sus padres y les dijo que había estado en el cielo, aunque ellos pensaron que su hijo les estaba relatando un sueño.

“En el 2003 casi perdemos a nuestro hijo en el centro de emergencias. Estábamos súper consternados y no sabíamos qué hacer, pero supimos que él había ido al cielo”, expresó Todd, el padre de Colton.

Para el año 2010, tras esa experiencia publicó el libro “El cielo es real: la asombrosa historia de un niño pequeño sobre su viaje al cielo y de regreso” de la cual se basó una posterior película.

Colton Burpo hoy tiene 22 años y contesta con claridad y sin emociones cada vez que alguien le consulta por su insólita experiencia de niño. Amante del rock católico, le gusta tocar la trompeta, le fascina la mitología griega y está sumamente agradecido por el apoyo de las personas que han conocido su historia.

¿Cómo es el cielo?

“Es increíble. No hay nada parecido acá así que es difícil compararlo. Es la versión perfecta de la tierra, porque en el cielo no hay pecado, nadie envejece, es perfecto. Es una ciudad que nunca para de crecer”.

“Conocí a mi abuelo, a mi hermana que no nació, los arcángeles Miguel y Gabriel, al Rey David, a los Apóstoles y a María la Madre de Jesús“.

Pero lo que más le impactó fue conocer al Creador. “Dios es tan grande, es tan grande que puede sostener el mundo en sus manos“, comenta. “Cuando estás cerca de Dios crees que vas a tener miedo, pero piensas en su amor y sientes ese amor, no tienes miedo”.

Queda en cada cristiano juzgar la veracidad de la experiencia de este niño que dice a ver visto el cielo. De tratarse de una visión cierta y no deberse a algún estado de la conciencia, siempre se debe ser cauteloso.