El taponamiento de los túneles de desviación del cauce del río Cauca de la megarrepresa de Hidroituango se está transmitiendo por algunos medios como un problema técnico o como un asunto de negocios, pero lo que oculta es un drama humano y ambiental sin precedentes. Las personas que habitan el cañón del río llevan años advirtiendo que esto podía ocurrir pero la soberbia de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y la inacción del Estado han puesto a la región al borde del colapso total. Hablamos con Isabel Zuleta, del Movimiento Ríos Vivos Antioquia desde Sabanalarga.

 — Desde la última semana de abril colapsaron las obras de desviación del caudal del río Cauca que hacen parte del megaproyecto de Hidroituango, el río ha inundado todo el cañón de manera descontrolada y ahora hay una catástrofe en ciernes ¿Cómo está el panorama en el terreno? ¿Cómo está la gente?

Para las comunidades es aterrador ver que un río tan caudaloso se está devolviendo. Hay una crisis emocional, la gente no lo creía, abandonaron todas sus cosas, sus herramientas de trabajo, los pescadores dejaron sus atarrayas, los barequeros sus molinos, sus picas, sus palas. Hay gente que permanecía en sus tierras, en fincas que no fueron compradas. No es cierto lo que dice Empresas Públicas de Medellín (EPM), que habían comprado todos los predios, el gerente le está mintiendo al país, hay fincas que no han sido compensadas. También hay muchos pescadores y barequeros de la parte de arriba que no alcanzaron a salir. En Ituango hay un censo de damnificados que supera las 120 personas, algunos están apostados en la carretera y otros en el coliseo del pueblo, sin ningún tipo de apoyo o ayuda humanitaria, sólo ha ido la Defensoría del Pueblo. El rescate fue aterrador porque dejaron a la gente aislada… ayer llegó una familia al municipio de Sabanalarga desde un sitio conocido como Brazuelos, vereda Membrillal, llegaron con niños, con todos sus enseres, no los habían rescatado y estaban completamente rodeados por el agua porque no tenían como salir por la montaña. Aquí a Sabanalarga han llegado más de cien personas, sólo hasta este momento se está haciendo el censo de damnificados. EPM dice que la gente no tenía porque estar allá, pero ellos han vivido ahí toda su vida y no entendían por qué el río estaba subiendo. Hoy la empresa dice que el río está bajando, que ya abrieron el túnel, pero aquí el agua no ha bajado y la gente sigue llegando al casco urbano de Sabanalarga. La administración nos contesta que no hay apoyo, EPM tampoco ha dado apoyo y la gente hizo sus tendidos para acostarse en la puerta de la alcaldía porque no tienen otro sitio a donde ir.

— ¿Ha habido muertos o heridos por los deslizamientos o la inundación? ¿Qué se sabe de los trabajadores en la represa?

Se reportaron cinco personas heridas acá en Sabanalarga porque durante el rescate se montaron en un vehículo de la empresa, iban con todas sus herramientas y se cayeron del vehículo, era de noche y, por ejemplo, una señora se partió una mano. Hay mucha angustia, la gente está llorando mucho, no hay atención psicosocial, se perdieron los cultivos de la ribera del río. No hay ningún tipo de atención, ni de la empresa, ni del Estado. De los obreros lo único que sabemos es lo que dicen sus familiares: que en caso de que suceda algo allá no pueden salir, les están prohibiendo tomar videos y fotografías, eso angustia mucho más a las familias porque quienes están dentro les dicen que no hablen con nadie, que no reporten nada, que si se enteran de cualquiera que mande fotos o videos lo van a despedir. No se sabe realmente lo que está sucediendo, es muy sospechoso, hay cosas muy turbias pasando allá y no quieren decir la verdad. Es muy sospechoso que después de hablar de varios túneles ahora digan que es sólo uno y justamente sea ese el taponado.

— Ustedes llevan una década oponiéndose y denunciando este proyecto. De alguna manera anticiparon la catástrofe y ahora la naturaleza les da la razón. ¿Qué balance hacen?

Para nosotros es lamentable que en Colombia no se escuche a las comunidades y su saber ancestral. Los cañoneros (habitantes del cañón del río) narraron una y otra vez lo que podía pasar con las laderas del Cauca, lo que aquí llaman “volcanes”, que son esos desprendimientos de tierra y roca, precisamente por las fallas geológicas sobre las cuáles está el río Cauca, por las altas pendientes, por la dinámica del cañón. La gente narraba esas situaciones con mucho temor. Los mismos especialistas nos dijeron que la falla de Romeral y otras fallas sobre el cañón eran muy peligrosas, pero EPM con su prepotencia quiso anular esas voces de alarma de la comunidad y de algunos científicos que se atrevieron a hablar y a decir la verdad. Es indignante que, a pesar de todo esto, no se esté atendiendo la situación humanitaria y aún no se escuche lo que puede pasar, el agua está llegando ya a la falla de Romeral en este momento y todavía no hay claridad sobre lo que puede suceder con la presión del agua sobre esta falla y las laderas del río. Se han visto situaciones aterradoras, hay muchos desprendimientos de tierra y roca, no sólo uno, los que muestran de la zona de la presa son los más evidentes, pero en todo el cañón no han parado los desprendimientos y la gente que los ve está aterrada con la mortandad de peces y animales aguas abajo y aguas arriba. EPM muestra en unos videos de cómo rescata unas serpientes, pero son miles de especies las que están quedando muertas en la zona y eso entristece muchísimo a la comunidad. Es un gran dolor que en Colombia no se escuche a las voces que tienen el conocimiento ancestral de cómo se comporta la naturaleza en los territorios, es una lección para el país pero también para el Gobierno y los empresarios, que no sean tan tercos y humilladores como ha sido EPM.

— ¿Usted cree que la presa pueda colapsar y arrasar las poblaciones aguas abajo? Eso provocaría una catástrofe de magnitudes imprevistas.

La primera posibilidad es la crisis emocional de la gente. Hay mucha desinformación por parte de la prensa y falta de claridad, cuando el río disminuye a una velocidad tan impresionante y vuelve a aumentar pues se desmoronan sus orillas. Toda la información que nos dan es como si nosotros no conociéramos el río. Le dicen a la gente que salga de los alrededores del río, eso es desconocer la dinámica de todos los pueblos aguas abajo: Puerto Valdivia tiene absolutamente todo alrededor del río: la escuela, el cementerio, la iglesia, los billares, los sitios de recreación, no le pueden decir a la gente que se salga del río ¿Para dónde se van a ir? Eso es insultar a la gente. Por lo menos, ahora estamos en una crisis emocional, la gente no aguanta esta situación, todo el mundo está llorando.

Ahora, si bien el muro de la presa está bien estructurado y nos han dicho y nos han mostrado que es antisísmico, no creemos que el muro vaya a fallar, pero esas montañas ellos no las diseñaron y no las conocen como la gente del cañón. Ellos no saben cómo se comportan esas montañas, subestimaron la fuerza de la naturaleza y el río, eso sí puede ocasionar una gran tragedia, porque el muro no se sostiene solo.

— Ahí podríamos hablar no ya de una crisis emocional sino de una crisis humanitaria con miles de muertos…

Ya hay una crisis humanitaria que la quieren ocultar, precisamente para que no se entienda la magnitud del problema. Ya hay una crisis de mucha gente que lo ha perdido todo: su vivienda, su trabajo, su alimentación, y esto está ocurriendo con personas de los municipios de Ituango, de Toledo, de Sabanalarga, de Briceño, de Buriticá, de Peque, de Liborina, porque le dijeron a la gente que estuviera tranquila… ¿Cómo que estén tranquilos? Entonces la gente no va y no saca sus cosas, no protege a sus niños. Le mienten a la gente de esa manera. Para nosotros ya hay una crisis social y humanitaria, y también un desastre ambiental. Ellos sabían lo que pasaría con los osos perezosos, con las guacamayas que están en vías de extinción, con el jaguar que se encontró en la zona ¿Dónde están esos jaguares hoy con la inundación? Hay una crisis humanitaria y ambiental que EPM en su prepotencia se niega a aceptar.

— Además está lo que ha pasado con quienes se han opuesto al proyecto: hace menos de una semana fueron asesinados en Ituango y Puerto Valdivia dos líderes locales vinculados al movimiento Ríos Vivos.

Nosotros lamentablemente lo advertimos. En el año 2013, cuando asesinaron a dos integrantes de Ríos Vivos, hicimos un análisis para la seguridad de los derechos económicos y sociales, culturales y ambientales. Le dijimos al Gobierno que estábamos en riesgo por el contexto: la violencia que se da en la zona es abrumadora, hay muchos grupos armados ilegales, hay minas antipersonales, ha habido más de 60 masacres, todas en la impunidad, tenemos muchos desaparecidos, una situación de dolor muy grande. Pero, además de eso, hemos advertido un riesgo asociado a la oposición de la represa de Hidroituango, sabemos que en los momentos más críticos de la obra estamos en grave riesgo, y así se lo dijimos a todas las autoridades, les dijimos que cuando llegara el llenado de la obra íbamos a estar en mayor riesgo y no nos hicieron caso, porque cuando nos asesinaron a los dos integrantes en el 2013 fue en el marco de una protesta por los desalojos forzosos y la desviación del caudal a través de cinco túneles. En ese momento asesinaron a dos compañeros. Hoy ocurren nuevamente cuatro asesinatos, dos integrantes del movimiento y dos familiares que se encontraban con ellos en ese momento, en sólo seis días asesinaron esas cuatro personas. Pero ya habíamos tenido un intento de asesinato de la hija de otro líder en Puerto Valdivia, por eso sabíamos que también los familiares estaban en riesgo. Hemos tenido más de cincuenta amenazas, muchas de ellas colectivas, pero nadie nos presta atención.

Vía Colombia plural