Cantar y componer vallenato, al parecer eran los únicos dones del cual gozaba Diomedes Díaz, así quedó reflejado el día que casi se ahoga en el Bagre, Antioquia, por fobia a viajar en chalupa y no tener idea de cómo se nadaba.

Joaco Guillen, su amigo, compadre y manager, contó esta historia del día que casi se ahoga Diomedes Díaz en el Bagre, Antioquia:

Otra de mis vivencias con mi compadre, cuando a nosotros nos contrataban para ir a  El Bagre, Antioquia que era muy frecuente, porque la gente allá quería mucho a mi compadre Diomedes, nosotros para trasladarnos contratábamos un bus hasta Caucasia, ahí nos íbamos por agua en chalupa, hora y media en agua, en una de esas presentaciones salimos del Bagre a las 6 de la mañana después de la presentación, el Cacique en los medios de transporte al único que no le tenía miedo era por tierra, porque por avión y por agua les tenía miedo, principalmente el del agua, porque como el no sabía nadar le tenía pánico a ese transporte.

Esa vez salimos a las 6 y cuando íbamos a mitad de camino se quedó la chalupa sin gasolina, y el río ya comenzaba a arrastrarnos, y para que fue eso (…) que rabia y desespero del Cacique, me gritaba: “compadre Joaco, esto es una trampa, a este chalupero le pagaron para que nos ahogara”. Ovidio Granado, el técnico de acordeón era el que le guardaba el arma a Diomedes, el Cacique le pedía la pistola para enfrentarse al conductor de la chalupa, el chalupero sacó unas canaletas del desespero y fue arrimando la chalupa hacia la orilla y le decía a Diomedes: “tranquilo que ya me van a traer gasolina”.

Cuando llegamos a la orilla, Jaime Pérez y Poncho Orozco se bajaron primero, el Cacique desesperado por bajarse y con sus groserías del mismo miedo, no dejó que la chalupa del lado de él se acercara a la orilla y resulta que esos ríos mantienen una grama muy tupida a la orilla, pero por debajo de la grama el río se lleva a la tierra y la grama se veía firme, pero no había tierra debajo. Diomedes se paró a la orilla de la chalupa y brincó y puso el pie en la grama, la grama no aguanto el peso y se fue al río, afortunadamente Jaime Pérez y Poncho Orozco que estaban en la orilla lo alcanzaron a agarrar.

Ahí el susto no fue del Cacique, sino de todos nosotros, nos asustamos mucho, cuando trajeron la gasolina continuamos, pero cuando llegó a Caucasia me dijo: “compadre Joaco, échele la bendición con la mano izquierda a ese transporte, porque si no es por avión, al Bagre, Antioquia les irá a cantar Diomedes Cavana, porque Diomedes Diaz no.

Vía Vallenato y más na.