La problemática minera que hoy se ha agudizado en el Bajo Cauca, y en todas las regiones del País, empezó en el año 2.001, en ese entonces se llevó a cabo en el Congreso de la República la aprobación del Código Minero: una legión de abogados internacionales tuvo una muy estrecha asesoría, especialmente canadienses, en la elaboración de ese borrador, que propiciaría más confianza inversionista extranjera en Colombia. Ya antes en el Código Penal se había penalizado la “Supuesta minería Criminal”, y los mineros tradicionales y ancestrales quedaron en el limbo.

Como cuenta, Ana María Espinosa, abogada de la Asociación de Mineros del Bajo Cauca, unido a esto fue creciendo el paramilitarismo con sus masacres, el desplazamiento forzado, la tortura y no se entendía porque hasta que el campesino poco a poco se fue dando cuenta de la obligación de desocupar el territorio, sin esta piedra en el zapato había un camino libre para la inversión extranjera. El relato de Ana María, entonces se hace más emotivo: “Nosotros viajamos por los 6 municipios de la Subregión del Bajo Cauca: Tarazá, Caucasia, Cáceres, Nechí, El Bagre y Zaragoza, haciendo encuestas, entrevistas y recogiendo pruebas sobre esa cadena productiva, tenemos más de 60 videos que narran hechos de violación a los derechos de los campesinos y mineros tradicionales y ancestrales. Desde el año 2014, comenzamos a decirle a la Corte Interamericana de Derechos Humanos: ¡Oigan! …escúchenos, aquí hay una violación a los derechos humanos, y desde entonces dos veces al año pedíamos una audiencia temática, hasta que al fin se nos dio el milagro…La Corte nos escuchará en una audiencia que se llamará. “Territorio, minería tradicional, ancestral, industrias extractivas y derechos humanos en Colombia”. Son 70 organizaciones de todo el País que se sumaron a Asomineros del Bajo Cauca: Los areneros, carboneros, esmeralderos, otras asociaciones mineras, etc.”.

Por primera vez el tema va ser tocado en un Organismo Internacional y el objetivo de esta audiencia es denunciar la vulneración de los derechos humanos de los mineros ancestrales y tradicionales por acción u omisión del Estado colombiano aunado a la complicidad de las industrias extractivas o empresas de minería y solicitar a la Honorable Corte tome acción dentro de su competencia en concordancia con las respectivas peticiones.

Hay unas demandas que se van a plantear, como, por ejemplo:

-La omisión del Estado legislativo y la discriminación negativa al derecho a la igualdad a favor de las Multinacionales, para nadie es desconocido las condiciones reales de la población en sus aspectos territorial, social, cultural, económico, ambiental y producción agropecuaria. Los mineros ancestrales y tradicionales no los reconoce la ley, por ende, no existen y en el ámbito internacional solo aparecen como criminales. Además, el Estado colombiano ha ido materializando unos decretos sin tener en cuenta la cadena productiva de las regiones.

-los mineros tradicionales y ancestrales han sufrido victimización por el Estado, estigmatizándolos como criminales.

-El proceso de Paz, el Acuerdo, el Postconflicto. El tema minero no se llevó a la Mesa de la Habana. Ahora el Bajo Cauca es pionera en buscar acuerdos de legalización minera, hubo unos acuerdos en 2013 que el Gobierno incumplió.

Como lo expresa la Dra. Espinosa: “Nosotros hacemos un llamado a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, que se reúne del 3 al 5 de julio en Perú, para que nos escuchen porque en el exterior aparecemos como depredadores del medio ambiente y criminales; ya hay un atenuante del Organismo Internacional que por primera vez se pronunció sobre el tema y ordenó que éstos mineros de los municipios de Remedios y Segovia, el Estado Colombiano debe brindarles protección especial para que sigan defendiendo sus derechos”.

Es una muy buena señal con temas muy álgidos y escenarios complejos, donde la reclamación de territorios ancestrales, la vulneración de derechos y el maridaje perverso entre Estado, Multinacionales y Grupos al margen de la ley, condicionan unos ambientes oscuros que solo deben ser tocados en el exterior.