Atrás quedaron los días en que “el pescado se cogía con la mano” o en los que las canoas debían dejarse atadas a la orilla del río boca abajo para que no amanecieran peces dentro. Las subiendas ahora son de pobreza y desazón.

El pasado 18 de Enero se hizo público un primer decomiso de 181 peces de poca talla, lo cual si bien corresponde a una alternativa de subsistencia es también una seria afectación al equilibrio de los ecosistemas.

El patrullero Oladier Sepúlveda, adscrito a la Policía Ambiental de Caucasia hizo referencia, además del decomiso, de las medidas mínimas que deben tener las especies de peces más comunes de la región para ser comercializadas, tal como lo establece la  AUNAP: Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca.

Bocachico: 25 cm

Blanquillo: 45 cm

Doncella: 35 cm

Bagre Rayado: 80 cm

Bagre Sapo: 45 cm

Dorada: 45 cm

Dorada Mueluda: 45cm

Mojarra: 20 cm

Nicuro:  18 cm

PATRULLERO (INCAUTACIÓN)

La Asociación de Pescadores de Caracolí en Caucasia, liderada por José Libardo Arias, pescador tradicional, argumentan que no tienen alternativa alguna y que dicha situación ha sido develada ante las autoridades sin recibir respuesta alguna.

PESCADORES CAUCASIA

Las razones para la ausencia de peces radica en 2 factores principalmente: altos niveles de contaminación de fuentes hídricas como las ciénagas (malas prácticas de saneamiento y actividad minera), que son en principio zonas naturales de cultivo de peces y la afectación del megaproyecto Hidroituango, que influye necesariamente en la oxigenación y caudal del río Cauca, situación llevada  discusión ante el Senado a finales del año pasado por la Asociación de Pescadores de Caucasia (ASOPESCA) y el movimiento Ríos Vivos. 

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