José Miguel Torres, decidió acabar con su vida debido que los pagadiarios constantemente le cobraban un dinero prestado y al no tener como responder por la obligación adquirida, la mejor salida que se le ocurrió fue ahorcarse en un paraje enmontado en la trocha que del centro de rehabilitación Canaán conecta con la vía la Cordialidad en Baranoa, Atlántico.

“Estimados amigos y familiares, me despido de este mundo no quiero vivir más, me está matando el estrés y el desespero tengo la situación difícil, estoy amenazado”.

Este fue el escrito que dejó Torres antes de suicidarse el pasado martes 13 de julio, en la carta también le pide a sus amigos apoyo con sus familiares y la finaliza con su firma.

De otro lado María Torres manifestó que su hermano “mono” era nervioso y se alteraba, aún más con la insistencia de los “cobradiarios” que apenas lo veían andar por la calle, le pegaban y lo ultrajaban exigiéndole el pago del préstamo otorgado.