Especies como el bagre rayado, el jetudo (o pataló) y el comelón —algunas de ellas en riesgo de extinción— que habitan las cuencas media y baja del río Cauca tienen en Caucasia un laboratorio dedicado a la preservación y la reproducción por fuera del río.

Sí, un laboratorio donde todo el tiempo se estudia la conservación de estas especies y se desarrollan avances tecnológicos como la criopreservación —congelación de semen— para garantizar que éstas no dejen de habitar el río Cauca y que, ante cualquier contingencia, se pueda garantizar la producción de alevinos para un repoblamiento del río en condiciones óptimas.

Daniel Restrepo, gerente de la piscícola Santa Cruz, valora que la unión que lograron con EPM y la Universidad de Córdoba para desarrollar estrategias de conservación de las principales especies migratorias de la cuenca media y baja del río Cauca ha permitido instalar un laboratorio dedicado a estudiar la reproducción de estas especies con profesionales y residentes de la subregión, y menciona algunos de los hitos de ese trabajo conjunto:

“Ha sido muy importante la implementación de un banco genético de las principales especies de interés pesquero en la cuenca del río Cauca porque permite salvaguardar las especies más importantes para los pescadores. Se han desarrollado protocolos de reproducción de estas especies y ahí es clave saber cómo se reproducen, qué comen, cómo se adaptan”, explica.

Uno de esos hitos, contó Restrepo, ha sido la reproducción en cautiverio del pez comelón —o moino— que no se había dado en Colombia. A la fecha, el banco genético cuenta con más de 7.500 animales, de 23 especies de peces. Todas son de las cuencas media y baja del río Cauca y se estudian allí hace 16 meses. 

Isabel Cristina Correa, directora de gestión del territorio del proyecto Ituango en el Bajo Cauca de EPM, destaca que alianzas como la de la conservación de peces permiten acompañar las estrategias contenidas en el Plan de Acción Específico (PAE) para la recuperación y rehabilitación, luego de la contingencia del 2018, y proyectar el trabajo en un compromiso en el territorio a largo plazo.

“El enfoque siempre es cómo acompañamos en el territorio para mejorar sus condiciones, pensando en desarrollo territorial sostenible. Ahí son claves las alianzas porque son el camino para construir procesos transformadores. El territorio lo necesita y a largo plazo”, explica. 

Una porción del río Cauca en el Parque Explora

Programas como el del banco genético y los protocolos de reproducción de varias especies se complementan con una campaña de educación ambiental en el Bajo Cauca y de divulgación en uno de los templos de la ciencia en Antioquia: el Parque Explora.

Allí, en los 2.200 metros cuadrados de diversidad del acuario, hay 158 especies originarias del país y peces que habitan el río Cauca como el bocachico, algunas especies de bagre y mojarras.

Para Isabel Cristina Correa, este apoyo de EPM al laboratorio viviente que es Explora es clave, pues refuerza ese componente educativo y promueve el conocimiento y la conservación de las especies. Además, estas han servido como sustento durante varias décadas a las comunidades ribereñas que hoy están aguas abajo de Hidroituango, en los municipios de Valdivia, Tarazá, Cáceres, Caucasia, Nechí, El Bagre y Zaragoza.