Desde este municipio, donde ayer ocurrió la masacre de cuatro militares, el alcalde, Óscar Suárez, hace un desesperado llamado al Gobierno Nacional para que frene el derramamiento de sangre en el sur de Antioquia y el norte de Córdoba.

¿Qué información tiene sobre lo ocurrido con los soldados atacados ayer?

Tengo dolor de Patria. La tragedia ocurrida se enmarca en una dura crisis humanitaria que estamos viviendo desde hace un tiempo. Aquí hay una disputa por el territorio, en una pelea por las rutas del narcotráfico. La comunidad me informa que en un sector conocido como El Toro, a la altura de la finca Los Cauchos, aparece un grupo al margen de la ley. Dicen que eran unos 40 hombres y que la comunidad informó a las autoridades de esta presencia. La Fuerza Pública decide proceder a la verificación y organiza un grupo de 12 soldados que se van, seis en una primera patrulla y seis en otra que va detrás. En el primer grupo iban tres soldados profesionales, un cabo, un mayor y un teniente, y fueron emboscados por, al parecer, más de 40 personas armadas, que con ráfagas de fusil y granadas los atacaron, dejando cuatro muertos y dos heridos. Al parecer uno de los miembros del grupo ilegal resultó también muerto y se habla de varios heridos y otras personas afectadas, pero no se ha podido verificar nada porque las tropas no pueden entrar a la zona. Tenemos una situación muy triste con la muerte de estos cuatro hijos de la Patria.

¿El grupo ilegal es el Clan del Golfo?

Sí señor, eso se dice.

Este año el Bajo Cauca ha sido noticia por temas de orden público y graves situaciones humanitarias…

Lamentablemente. Ayer, por ejemplo, en el sector de Valdivia también salieron grupos de guerrillas, aparentemente para quemar vehículos. Nosotros somos un territorio estratégico que conecta con Medellín por la autopista de la Costa y el paso está restringido, pero además hemos tenido el aumento dramático en el número de homicidios.  En los últimos 17 día habíamos tenido una aparente calma, se cree que porque habían sido capturados dos bandidos importantes y me imagino que se estaban reorganizando, pero otra vez aparecieron los muertos por temas de control territorial, el narcotráfico y la extorsión.  Y es que estamos viviendo un derramamiento de sangre horrible, especialmente de jóvenes entre los 18 y 22 años. La comunidad está en medio de la balacera, estamos aterrorizados, no tenemos libertad, no podemos ir a las veredas, el comercio está ahogado por la extorsión. Todo el mundo está con miedo, y nosotros, las autoridades, ya no sabemos qué hacer. Estamos trabajando, la Fuerza Pública hace sus operaciones, pero los resultados no se dan. Los desplazamientos aumentan, todos los días llegan víctimas al casco urbano, el narcotráfico controla toda la región y, fuera de eso, estamos correteados por la minería ilegal. La economía caída, la gente con miedo. Estamos en una situación muy complicada y necesitamos que el Gobierno Nacional haga una presencia importante para detener esta tragedia.

Este año ya se habían elevado alertas tempranas sobre la situación humanitaria, ¿qué ha pasado, por qué no se frena este desangre?

Aquí estuvo el defensor del Pueblo, el alto Comisionado para la Paz, el presidente Iván Duque, pero nada de eso ha cambiado la crisis.  La situación está diagnosticada, la presencia de los cultivos ilícitos y el territorio permanece en guerra. Francamente yo no sé qué hacer. Nos mandan 5.000 hombres al Bajo Cauca y ni así se dan los resultados.

Eso quiere decir que la solución no es militar, porque si ya hay 5.000 hombres y nada cambia…

No puede ser únicamente militar, vemos que hay un poco de hombres, pero no se resuelven los problemas.  ¿Para qué tantos militares? Es mejor tener 100 hombres buenos que 5.000 que no hacen nada. Se necesita enfrentar este problema con decisión, porque aquí los que caen son puros hijos de familias pobres de este país, pero los dueños del negocio de la guerra, los que están manejando el narcotráfico y la extorsión, no caen. Yo no sé qué más hacer, ni qué decir. Esta situación está muy difícil. Necesitamos que el Gobierno intervenga porque, la verdad, ya no sé qué hacer.

¿A qué se debe que el Bajo Cauca esté nadando en coca?

Por una parte, al fracaso del Programa de Sustitución de Cultivos. Es claro que la coca es el combustible de esta guerra. Hace cinco años, cuando apenas empezó el proceso de paz, se crecieron los cultivos y esta zona se convirtió en el paso obligado del narcotráfico. El resultado ha sido la disputa de las bandas de delincuentes, los asesinatos y la extorsión.

O sea que es verdad que en la zona hacen presencia los carteles del narcotráfico…

Eso se dice. Se cree que esos grupos están inyectándole recursos a esta guerra.  Esto acá se ha convertido en una cosa de locos. Sentimos una desilusión y un miedo terribles. En el Bajo Cauca estamos desesperados, ya no sabemos qué hacer, parece que esto no fuera Colombia.

Fuente El Espectador.