Si el ser humano es social por naturaleza, comunicar es inherente a la propia esencia, y si esto podemos lograrlo de forma amplificada, entonces cada día asistimos a un evento maravilloso, que quizás por cotidiano deja de sorprender: nos conectamos.

En un día como hoy, quizás más que un 9 de Febrero, me siento más orgullosa que nunca de mi profesión, y me gusta aún más identificarme con la expresión: Yo soy radio. Vale la pena decir que la vigencia de este medio, pese a la evolución avasalladora de las nuevas tecnologías, radica en un componente íntimo, personal: acompañar. Frente a la contundencia de la imagen de la televisión, y el frenesí de las redes sociales que amplifican las opiniones de miles en solo segundos, la radio continúa haciendo gala de inmediatez, practicidad y eficiencia.

La radio es aliada por excelencia de procesos culturales, educativos,  informativos y de entretenimiento. Su trabajo, y a la vez su mayor reto consiste en construir escenarios, historias, y mensajes desde el sonido. Nada más evocador en nuestro patrimonio sonoro que las radionovelas, las series de ficción y aventura o la recopilación de la música favorita en casettes por parte de los jóvenes en los años 80 y 90 en, durante las ausencias de locución.

La radio, no obstante orgullosa de sus raíces, le ha apostado a la versatilidad, y lejos de hacerse a un lado, se ha renovado en las posibilidades de las nuevas tecnologías, es así que día a día se crean miles de emisoras virtuales, diálogos y reflexiones especializados (podcast), software de uso libre para edición de audio, aplicaciones para escuchar radio estaciones de otros países. Vale decir que internet es el sueño hecho realidad de los aficionados a los radios de frecuencia corta de antes, que permitían interceptar la señal de emisoras internacionales.

Celebrar el día de la radio es celebrar un triunfo colectivo como especie humana: sociable y por tanto comunicativa. Por eso, conéctate a la radio: el mundo te está hablando